sábado, 1 de enero de 2011

Good lack

[ Podría encontrar motivos también, si estuviera en el otro lado, pero estoy aquí. Así que lo describo desde aquí, mirando hacia allí. ]


La carencia ayuda a definir.

En Reykjavík es profundamente emocionante, y profundamente compartido, porque en nochevieja lo que se mira no es una televisión, y las campanas, y Anita Obregón y Ramón García.

En Islandia, o al menos en la capital, lo que se mira es el cielo.

Desde las 7 de la tarde, poco a poco, creciendo, como lo hacen las canciones de "Explosions in the sky", sin que te des cuenta. Sólo si comparas momentos suficientemente separados podrías reconocer la diferencia. Pero seguidas al segundo las porciones de realidad se ofrecen idénticas.

Hasta las 12 (ese horizonte en la mente de todos) el rumor ha ido creciendo. De forma que cuando llegan, finalmente, el cielo se ha ido plagando de luces cada vez en más direcciones, cada vez más intensas, más coloridas.

Pobres perros...

Los fuegos artificiales llegan de tantos lados...embadurnan tanto cada segundo... que emociona, aunque sólo fuera, por la misma forma que lo hace la masa.

Pero luego, como en todo, la belleza (la bellessa y la vellessa, en catalán) está, sobretodo, en el que mira.

Yo nos veo a todos quemándonos, cada día, oxidándonos, a cada segundo.
Y de repente un día, en Nochevieja, lo celebramos y lo expresamos directamente, sin metáforas, quemando sales, y magnesio, y aluminio...

Y me moriré
con todo lo indescriptible.

Te morirás (sin habérselo transmitido a nadie) con el "indescriptible" que descubriste en mí.
Se morirán los siguientes
en las mismas circunstancias.

Y así se sucenden las leyes y la materia:

Se acumula lo indescriptible.
Lo visible se petrifica y muere.
Intentas congelar algo
pero se te cae de las manos.

Y se rompe.









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