domingo, 3 de octubre de 2010

Maquinaria

Quince kilómetros de trayecto, llego a casa y aparco la moto en el garaje.

Me quito el casco y lo cuelgo.

Salgo.

Y mientras estoy cerrando la puerta vuelvo a oir, una vez más, todos esos ruidos que la moto tiene por costumbre hacer cuando la aparco y la dejo sola.

Imagino que todo eso normal, que los materiales se calientan y al enfriarse producen crujidos. Y que además hay muchas otras razones, otras partes del mecanismo que yo no entiendo, que producen sonidos.

Una vez más ella se queda allí sola, crujiendo y sonando por unos minutos, cuando yo ya me he ido. Cuando yo ya no puedo escucharla. Relajada. Resignada. Inobservada.

La maquinaria permanece ajena, de nuevo, a su propia existencia.


No hay comentarios: