lunes, 13 de octubre de 2008

Umor a primera vista




Cuando una persona va en el metro leyendo un libro:

Se puede saber perfectamente si es un impostor o no contando el número de veces que levanta los ojos del papel por parada de metro.

Si lo hace más de una (la necesaria para comprobar la parada), entonces esta persona es un impostor. Y un gilipollas.

Sin embargo, si la persona no levanta la vista más que una vez por parada, o si incluso en alguna ocasión no mira, arriesgándose de esta manera a pasar de largo su estación de destino,

entonces esta persona quizá no sea un impostor.

Pero en cualquier caso es también un gilipollas.

Seguramente no sea posible ir leyendo un libro en el metro y no ser gilipollas al mismo tiempo.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

q triste meterse con alguien q no te ha hecho nada! indiferencia es lo que produce todo esto

Anónimo dijo...

No entender los dobles sentidos de las cosas, la autocrítica y/o la ironía...eso no es triste. Eso es así y os pasa a mucha gente acomplejada como tú.

Un saludo con cariño.